Qué rápido se pasó el viaje, qué rápido me encontré sin tema para escribir. La prolongada anticipación, la planificación, la logística, todo le atribuyó una trascendencia que ahora, sumergida de vuelta en la cotidianidad y a la vez en los acontecimientos inusuales de la cotidianidad, parece de algo de hace mil años, y separado también en distancia de mí.
Gracias a Dios por las fotos, gracias por ese acercamiento, por breve que haya sido, a la gente que queremos, ha quedado la huella. Finalmente gracias por el contraste, que me hace voltearme hacia los detalles que se me pasan, casualmente mientras me encuentro sumergida en tal cotidianidad. Pareciera que necesitamos estar periódicamente en contacto con lo crudo de la vida para no bajar la guardia, para estar siempre agradecidos.
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