Síndrome - Mario Benedetti
Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.
Poco más de diez años después de haberme graduado de la escuela, volví a escuchar de mis amigas de aquella época. A algunas las frecuenté todavía después de secundaria, pero creo que con la mayoría perdí contacto (ese contacto y esa complicidad que solo se logra después de trece años yendo al mismo colegio con la misma gente). Siempre sonrío cuando recuerdo esa época, así sea por dentro.
No siempre nuestras expectativas nos dejan saborear los pequeños triunfos o apreciar lo que hemos hecho. Por un lado, puedo estar muy orgullosa porque, entre muchas otras cosas, he hecho dos niños preciosos y por otro lado soy la crítica más severa del lento progreso de mis proyectos. Trato de correr más rápido que esas señales que me avisan del paso del tiempo para que no me alcance la frustración. Aún así, no pierdo la esperanza porque por lo menos tengo proyectos (sueños, planes o como quieran llamarles) y estoy ansiosa por ver que deparan los giros e incluso los callejones oscuros que me encuentre en el camino.
2 comments:
what a pleasure leer lo que escribiste. Ayer estaba comentando con mi cuñada este asunto sobre el paso del tiempo, como se ve y se siente la vida...now and then. La medida que usé fueron 10 años. Cuanto me gustaría que echemos esos cuentitos y cuando vengan por acá. Gros bisous!
Dayra, estamos haciendo el countdown de dias que faltan para el viaje desde ya!
Abrazo!!
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